Te entrego todo mi afecto, junto con un billete que te lleve lejos.
Puedo abrirte mi corazón, y regalártelo entero, pero a la misma vez seré yo quien te indique el camino de huida.
Voy a ofrecerte mi hombro ante cada una de tus tormentas, aunque sepa que guardas un mapa con el trayecto de vuelta señalado, y no tenías reparo en usarlo desde que quise secarte la primera lágrima.
Creeré que esta vez puede ser diferente. E incluso las otras en las que ya me espere el golpe antes de recibirlo, me acabará por decepcionar de igual modo. Y dolerá.
Podría jurar no volver a arriesgarme nunca a probar la soledad, a exponerme al abandono. Pero sé que cuando llegues con alguna intención barata disfrazada de amistad, voy a caer de nuevo en la trampa.
Porque este corazón inseguro prefiere el abrazo embustero, a la ausencia de calor.
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